La segunda
novela de la serie de "los Robots", siguiendo a la excelente
"Bóvedas de Acero" (que aquí no hemos reseñado). En esta oportunidad el detective Elijah Baley
debe dejar su planeta natal, la Tierra, para resolver un asesinato en Solaria,
el más nuevo de los mundos espaciales. Este crímen es el primero que se comete
en Solaria en los últimos 200 años.
Para
comenzar, sabemos que Baley, como todos los terrestres vive en ciudades
cerradas y con un contacto nulo con el exterior, por lo que al igual que todos
en su planeta padece de agorafobia, el temor a los espacios abiertos.
También,
nos enteramos de que la situación entre la Tierra y los mundos espaciales es
tensa, los terrestres sospechan que en no mucho tiempo la situación empeorará y
cuentan con la desventaja de que los espaciales conocen todo acerca de la
Tierra y los terrestres conocen muy poco o nada de los espaciales. Por lo
tanto, la misión de Baley no consistirá solamente en resolver el asesinato en
cuestión sino en observar, tomar nota de la cultura solariana y descubrir las
fortalezas y los puntos débiles de la misma. Algo que, podrá extrapolarse a
todas las culturas de los mundos del espacio.
Ya en
Solaria, se nos presenta un mundo totalmente distinto a la Tierra. Ésta última
cuenta con 8 mil millones de personas hacinadas, y con una sociedad que detesta
a los robots. En tanto que la primera cuenta
con apenas 20.000 habitantes distribuidos en todo el planeta y es una
sociedad altamente robotizada, al punto de que hay un promedio de 10.000 robots
por cada humano, asignando a cada uno de estos tareas específicas. Los humanos
de Solaria, por su parte han desarrollado una aversión al contacto entre las
personas, aislándose cada vez más las unas de las otras y limitando el contacto
a comunicaciones entre ellos al uso de un sistema perfeccionado de video
tridimensional.
Baley,
trabaja nuevamente en compañía del robot humaniforme, R. Daneel Olivaw,
personaje que tendrá gran importancia en todo el universo creado por Asimov.
En solaria
nos encontramos con diversos personajes, entre los que destacan el encargado de
la seguridad del planeta, quién sospecha que el asesinato de Rikaine Delmarre,
el solariano muerto, tiene motivos que se esconden debajo de la superficie de
lo palpable y que hay ciertas conspiraciones políticas detrás de él. También
nos encontramos con un sociólogo que, debido al aislamiento casi nada sabe de
sociología, con un médico que suele ocuparse de sus pacientes sin verlos en
vivo y en directo sino a través de la visualización tridimensional, con la
encargada de un "criadero" de niños, asistente del hombre asesinado
que, por su profesión, debe estar en contacto con seres humanos (los niños), un
roboticista con ideas muy particulares y la hermosa Gladia, la mujer de
Delmarre, a quienes todos señalan como la única con posibilidades de cometer el
crimen.
En el medio
de la investigación, nos encontramos con dos intentos de asesinato, uno
atentando contra la vida del encargado de la seguridad, dándonos la pista de
que sus sospechas eran ciertas y otro atentando contra la vida del propio
Baley.
Aparte de resolver
el asesinato, Baley demostrará que a pesar de las "tres leyes" pueden
utilizarse robots para dañar a un ser humano; entenderá que tanto el sistema
hacinado de la Tierra como el sistema de aislamiento de Solaria llevan a la
decadencia y tienen más puntos en común que lo que a primera vista podría
parecer y finalmente, se enfrentará a su temor por los espacios abiertos,
sabiendo que es la única esperanza para el futuro de la Tierra, se enfrentará,
sin la protección de las cuevas de acero, al sol desnudo.