Probablemente
uno de los tópicos que cambiaron radicalmente gracias al spaghetti western, fue
la forma en que comenzaron a filmarse los duelos. Estos films terminaban casi
invariablemente con una confrontación entre dos o más cowboys y cada una de
ellas traía consigo una nueva visión y una nueva forma de narrarla. Muchos
films también comenzaban con un enfrentamiento, Once upon a time in the West,
por ejemplo, en donde Charles Bronson baja del tren y es esperado por tres
hombres que quieren matarlo.
Sergio
Leone, aportó al género momentos memorables en duelos triples, por ejemplo en
The Good, The Bad and The Ugly se enfrentan en
un claro en medio de un cementerio, los tres protagonistas de la cinta.
La tensión va creciendo a medida que la cámara se va centrando en las miradas y
en las manos de los hombres, con planos cada vez más cercanos. Todo resaltado,
por la excelente música de Ennio Morricone. Al resultado final del duelo, se
suma que el revólver de uno de los protagonistas (Eli Wallach) no tiene balas,
algo que el descubre al intentar disparar infructuosamente. Leone también
aporta un duelo sensacional entre Gian María Volonté y Lee Van Cleef, en For a
Few Dollars More, teniendo ambos a Clint Eastwood como espectador de lujo. Aquí
un pequeño reloj de bolsillo dará paso a los disparos cuando la cuerda se
acabe. El tema es que cuando ello está por suceder, la música de otro reloj
similar comienza, para sorpresa de los protagonistas y del propio espectador, y
la tensión que parecía iba a liberarse ante el enfrentamiento, nuevamente
vuelve a crecer.
Sergio
Corbucci nos deja una pieza maestra del duelo en Il Mercenario, en donde vemos
a Tony Musante vestido de payaso, quién está a punto de ser asesinado por Jack
Palance y un par de secuaces. De repente, de la nada surgen disparos que matan
a los bandidos dejando con vida, sólo a Palance y a Musante. Es Franco Nero,
quién ha intervenido. Ahora Palance y
Musante tienen cada uno una bala, Nero da la señal con tres campanadas y los
contrincantes disparan. El payaso cae herido en el hombro y Palance permanece
de pie, sonriente, luego de unos instantes su expresión cambia y mira un clavel
blanco en su pecho. La flor comienza a sangrar y él cae muerto. Nuevamente la
música, fundamental para el éxito de la escena, es de Morricone.
Estos dos últimos enfrentamientos nos presentan una de las premisas recurrentes en este tipo de films,el tercero en cuestión (Eastwood o Nero, en estos casos) no interviene directamente en la confrontación. Simplemente evita el asesinato del “bueno” que se encuentra en inferioridad de condiciones, nivela las oportunidades y deja que el enfrentamiento tenga lugar bajo condiciones justas.
Estos dos últimos enfrentamientos nos presentan una de las premisas recurrentes en este tipo de films,el tercero en cuestión (Eastwood o Nero, en estos casos) no interviene directamente en la confrontación. Simplemente evita el asesinato del “bueno” que se encuentra en inferioridad de condiciones, nivela las oportunidades y deja que el enfrentamiento tenga lugar bajo condiciones justas.
A veces, la
particularidad de las situaciones provenía del guión, en otros casos, era la
forma de narrarla la que del momento algo especial. Por ejemplo, es muy
interesante la participación del fotógrafo en la narración del duelo entre
Henry Fonda y Terence Hill en My Name is Nobody. Otra particularidad de este duelo es que,
como luego se revela en la trama,enrealidad es unmontaje organizado por los dos
protagonistas. Uno de ellos (Hill) quiere convertirse en el pistolero más
rápido y el otro (Fonda) cansado de cargar con esa reputación quiere
desaparecer. Para satisfacer las necesidades de ambos montan un duelo arreglado
en el que fingirán la muerte de Fonda.
A menudo,
los enfrentamientos eran insólitos, ya sea por el marco, por alguna situación
en particular o por la resolución del enfrentamiento. Este es el caso en la
escena de Vamos a Matar Compañeros en la que Franco Nero y Tomás Milian se
enfrentan. Poco antes de disparar, cada uno ve como detrás del otro hay un
hombre escondido a punto de atacar a su rival. En el momento de disparar, en
vez de dirigir su disparo a su oponente, cada uno decide salvar la vida del
otro disparándole a los hombres que están a punto de atacarlos.
Como
ejemplo de una contingencia que agrega dramatismo a lo que de otra forma sería
un duelo normal, citaremos God Forgives… I Don´t, de Giuseppe Colizzi en donde
vemos a Terence Hill y Frank Wolff enfrentarse al tiempo que una mecha que hará
explotar cartuchos de dinamita se consume vertiginosamente.
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